Cepe te enamora
octubre 08, 2015
Cepe es considerada una de
las playas más bonitas de las costas aragueñas; le sobran atributos para
portar dicha distinción. Los azules del
Mar Caribe brindan en este lugar en espectáculo irrepetible.
La forma habitual de llegar
es partiendo desde Choroní, donde se
toma una lancha en Puerto Colombia. El recorrido es un derroche de sensaciones
cortesía de la naturaleza: el azul profundo inunda las pupilas, el mar se mueve
fuerte y poderoso, las olas estallan como fuegos artificiales contra los
acantilados, la adrenalina fluye y el viento roza todos los sentidos. Las
montañas del Parque Nacional Henri Pittier vigilan imponentes y silenciosas
todo lo que ocurre.
Cepe al amanecer
Después de pasar frente a
Playa Grande y Chuao, las aguas turquesa dan la bienvenida a Cepe, marcando
contraste con los tonos de la arena, las
palmeras y un pequeño río que desemboca en la zona. En el lugar hay diversos
servicios, venta de alimentos, bebidas y hasta protector solar. Todo funciona
en locales que conviven en equilibrio
con este pequeño paraíso. En la parte posterior de la playa hay acogedoras posadas
para quienes decidan pernoctar en Cepe. Algunos visitantes optan por pasar la
noche en carpas frente al sonido del mar y disfrutar del amanecer a la orilla
de la costa, que brilla como plata cuando sale el sol.
En Cepe hay que dedicar
tiempo para admirar al mar y el concierto de colores que brinda. El azul es metamórfico
y las olas se pasean por diversos tonos cuando llegan a la orilla. La
temperatura del agua es agradable y el oleaje generalmente fuerte, aunque lo
suficientemente amable como para tomar un baño feliz.
Muy cerca de Cepe se
encuentra Puerto Escondido, una pequeña playa paradisíaca y peculiar. Se trata de una brecha formada por dos montañas, por la que el
inmenso mar logra llegar a la orilla. El paisaje es una postal única. Para
conocer este punto se debe caminar aproximadamente 10 minutos por un sendero de
tierra perfectamente visible y señalizado por los lugareños, que ante cualquier
duda le indicarán la ruta a seguir.
Después de transitar bajo algunos árboles se
llega a un amplio espacio de arena frente al mar, cercado por una barrera
coralina que forma piscinas naturales, perfectas para darse un baño relajante
sobre abundantes piedras pequeñas de diversas formas y colores.
Justo a un lado se encuentra
la pequeña montaña que forma la pared derecha Puerto Escondido, a esta colina
se puede subir fácilmente por un camino
ya trazado, en el corto ascenso se puede apreciar la vegetación xerófila y una
imponente vista panorámica de Cepe. Al llegar a la cima se visualiza al caribe
en todo su esplendor, el mar se hace infinito y los azules cada vez más
intensos. Son los paisajes que hacen comprender que Venezuela es un país
bendecido, que lo tiene todo y fue premiado en abundancia por la sabia
naturaleza.
La única opción es
enamorarse del lugar, la felicidad y la paz se unen en un solo sentimiento de
arraigo y pertenencia por el país, que noble y bondadoso le regala al viajero
momentos de tanta plenitud. Puerto Escondido es más para contemplar que para
bañarse, el mar no es tímido para demostrar su fuerza, pero vale la pena
detenerse a detallar desde la forma de las piedras hasta los colores de la
gruesa arena. Una buena opción es pasar parte del día ahí, disfrutando de la
vista y capturando momentos, y regresar a Cepe para ver caer la tarde y
compartir con los pescadores, siempre dispuestos a charlar sobre su labor.
Es de vital importancia
fomentar el cuidado del medio ambiente y que el ciudadano sea ecológicamente
responsable en la conservación de los Parques Nacionales y las diversas áreas
naturales. Cepe cuenta con la dicha de mantenerse limpia y bien cuidada,
fortuna con la que no corren otras playas de igual belleza. Cuando la visite
haga todo lo posible por dejar el menor rastro de su paso, incluya entre sus
costumbres llevar bolsas plásticas para depositar todo la basura generada en un
día de playa, Venezuela merece eso y mucho más.
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